Hezron Otwori Nyandusi vive en un departamento pequeño de dos recámaras con su esposa y dos de sus hijos. Nyandusi, de 40 años, ha vivido en Toluca desde el 2003. Ha conquistado carreras en latitudes dispares, ganando en México así como lo ha hecho en Macao. Hay cientos de keniatas en México. La comunidad más grande está en Toluca, según ellos mismos. «Personalmente, yo sé de más de 100 viviendo en Toluca, hay buena comunidad,» dice Evanson Moffat, un empresario keniata que ha vivido en el país desde hace 17 años, en entrevista con ESPN Digital. «Toluca es como Nairobi. » El valle de México se encuentra a más de 15 mil kilómetros de Nairobi, la capital de Kenia. Sin vuelos directos entre Toluca y el país africano, el viaje más corto entre punto y punto suele ser de 24 horas, haciendo más de una escala en avión. Tanto Toluca y Nairobi poseen el mismo tipo de clima, y las dos ciudades son de alta elevación, ideal para el entrenamiento de corredores. Luego de que México haya tenido éxito en los maratones, el país ha llenado su calendario de carreras de larga distancia. Dionicio Cerón, nacido en Toluca, ganó el Maratón de Londres tres veces seguidas entre 1994 y 1996. De las últimas 20 ediciones del Maratón de la Ciudad de México, 14 han terminado con victorias para nacidos en Kenia. Eso sí, México no atrae a los talentos más grandes de este país, ya que los premios económicos no son tan jugosos como en Estados Unidos u otros países. El corredor keniata de 36 años de edad ha terminado dos veces en los primeros cinco lugares del Maratón de la Ciudad de México. « México es muy bueno con nosotros,» comenta Christopher Kaloki, un maestro de inglés en una escuela secundaria de Toluca. En ocasiones, el grupo termina viendo partidos de futbol en algún restaurante, o apoyando al Toluca en el Estadio Nemesio Diez. Cuando quieren comer platillos de su país, ya sea ugali o chapati, se juntan en casa de Hezron Otwori Nyandusi, donde su esposa Penninah prepara los platillos. «Necesitaba saber si mi esposo estaba vivo o muerto» Hezron no se acuerda del accidente. La comunidad keniata de Toluca pagó el hospital y transportó a Hezron de vuelta a Toluca. Hasta el día de hoy, Hezron sufre de migrañas y cree que su carrera como atleta quizá ya terminó, aunque posee la esperanza de poder volver a competir. Para apoyar la economía familiar, Hezron está a punto de abrir un restaurante-bar en Toluca, la cual combinará la cocina keniata con la mexicana. Aún con las dificultades que han vivido, los Nyandusi están comprometidos con México. «Yo también era rápido» Mientras espera a que el pelotón regrese, Hezron intercambia varios saludos con otros corredores. Algunos de los keniatas dan la vuelta y se acercan nuevamente a él. Hezron les dice algo en swahili. Por eso ellos corren más rápido que los demás, sin importar de cuánto sea el monto del premio, dónde sea la carrera o la cantidad de participantes. En maratones y medios maratones, 5k y 10k,siempre que una carrera tenga un premio en efectivo, ellos seguramente correrán. Viven a las carreras, pero también viven de ellas. La comunidad deportiva regia reconoce a los corredores kenianos, ya que cada que vienen es casi un hecho que estarán parados en el podio de ganadores. Aun así, a base de ganar carreras, los kenianos siguen cosechando amigos aquí. II Una pequeña casa de dos pisos, color gris y techo de lámina. Ahí, en la esquina, se encuentra Luis Lozano, enfundado en su fluorescente camisa deportiva mientras espera paciente la llegada de alguien. Este corredor regiomontano proporciona un lugar en dónde dormir a los kenianos que vienen a Monterrey a ganar carreras. Luis vive con su mamá, una ancianita que disfruta pasando el tiempo en una mecedora sobre la banqueta, platicando con los vecinos o simplemente «tomando el fresco» del insano clima regio. Su casa es la posada gratuita de todo aquel que viene a Monterrey a competir en carreras de alto nivel, un espacio ideal para los corredores que llegan de paso y no quieren gastar mucho. Luis pasa de largo, acostumbrado, y entra a una pequeña sala. A Luis Lozano también se le conoce en el mundillo de los corredores como «Pinos». Así lo llaman por haber nacido en la ciudad dePinos, Zacatecas. Delgado, de piel morena y bigote fino, Pinos muestra orgulloso una camiseta llena de firmas que cuelga al centro de su pequeña sala de estar. Saca una pequeña libreta en la que guarda celosamente los nombres y números de teléfono de los corredores que conoce. Ahí tiene anotados a todos los importantes, sus amistades de las carreras y los foráneos que vienen a correr a Monterrey. Tiene una pequeña historia de cada uno. Así se enteró de que las mujeres en Kenia pueden ser cambiadas por unos pocos animales de granja y de los más de 10 kilómetros diarios que tienen que recorrer miles de niños para llegar a sus escuelas. Con algunos kenianos batallaba para comunicarse, ya que no hablan español y el inglés de Pinos, según lo admite él mismo, es bastante rudimentario. III Vive en la ciudad de Zacatecas desde hace tiempo y está contento de haber venido a México. Bob es de los pocos kenianos que siguen participando en las carreras de Monterrey. Piel negra y pelo a rapa, espigado, de nariz chata, un poco más robusto que los demás kenianos. Maneja con facilidad la tecnología y la utiliza para monitorear las próximas carreras. Ha ganado más de un centenar de carreras, alcanzando premios importantes en toda la república. Bob comenzó a correr porque era la única forma de salir de su país, y llegó a México porque supo que acá había oportunidades para crecer Aunque le gusta la ciudad de Monterrey, ya casi no corre en las carreras que se realizan acá. Escasean los premios atractivos y, peor aún, en muchas ocasiones los organizadores revelan el premio después de la carrera. Casi nunca se premia con efectivo y se le dificulta vender rápido una televisión u otros premios en especie. Bob conoció a Pinos un día que llegó a dormir a su casa. De hecho, Bob fue de los primeros en aprovechar la hospitalidad de este corredor regio. Llegó un sábado por la noche a Monterrey. Le habían recomendado contactar a Pinos para ahorrarse el dinero del hotel. Al otro día corrieron una carrera, no se acuerda cuál. IV Con cierto desasosiego y en voz baja, Pinos desmiente el mito del fuerte olor de los africanos. Con una sonrisa y un poco avergonzado, recuerda que durante el corto lapso que vivió con ellos en Zacatecas, al terminar exhausto los entrenamientos diarios y querer descansar, los kenianos eran los que lo obligaban a bañarse. Saca 50 céntimos kenianos y los muestra con orgullo. Las paredes de su casa están decoradas, casi tapizadas con recortes de periódicos de sus glorias de antaño y fotografías en las que aparece abrazado por kenianos y locales después de una carrera. En el 2010, con el fin de mejorar su nivel competitivo, viajó a Zacatecas a entrenar con los kenianos, quienes lo recibieron del mismo modo que él los recibe. Cuando estuvo allá, experimentó día a día y a su manera el duro entrenamiento y la escueta forma de vivir delos kenianos. Terminaba exhausto tras horas de arduo entrenamiento y muchos kilómetros recorridos al lado de estos especialistas en correr. El secreto de su éxito radica en ese entrenamiento feroz que practican a diario. El grupo es pequeño, no más de cuatro o cinco corredores que entrenan arduamente. Luis quedaba extenuado a diario cuando entrenaba junto a estos hombres y mujeres africanos, y debido al cansancio no podía hacer más que acoplarse a sus rígidas costumbres. Ellos compaginan las normas de su religión con el rigor de su vocación deportiva, logrando excelentes resultados. Mucho entrenamiento, mucho descanso y una dieta balanceada, sin excesos, enfocándose únicamente en su profesión. Pinos recuerda con extrañeza que la dieta de este grupo de africanos, comparada con lo que se come en México, puede ser bastante raquítica para tan fuerte entrenamiento. El Poblano ve con despreocupación el entrenamiento de decenas de niños y adolescentes en la cancha de atletismo de Ciudad Deportiva. Parado junto a la puerta de malla, saluda a un montón de gente que entra y sale de este espacio acondicionado para el entrenamiento de cientos de muchachos que buscan sobresalir en alguna disciplina atlética. Nació en Puebla, pero llegó a Monterrey en 1992, siendo aún adolescente, para estudiar la licenciatura en Administración de Empresas. Como los kenianos, él también ha dependido toda su vida del deporte. Corrió durante toda su etapa universitaria para pagarse la carrera y otros gastos,después vivió de correr, justo como la comunidad keniana que reside en México. Aunque ahora tiene una nueva pareja, todavía hospeda a unos cuantos kenianos cuando vienen a correr a la ciudad. Ismael no se siente intimidado por estos corredores. La primera vez que el Poblano tuvo contacto con corredores kenianos fue cuando competía en carreras organizadas en EstadosUnidos. Después algunos de ellos fueron ingresando al país porque aquí había oportunidades para hacer dinero. El Poblano está al pendiente y ve con preocupación cómo poco a poco se ha ido relegando a los corredores kenianos que llegan a México, pues dice que cada vez es más complicado traerlos a vivir acá. La ciudad está siendo aquejada o beneficiada,según se vea, por la moda de correr, un boom de carreras en las que se está primando el aspecto social y deportivo. Además hay una falta de proyectos de fondo en los que se forme a corredores y una carencia de entrenadores capacitados. Esta explosión de eventos deportivos ha traído como consecuencia la baja en el número de buenos corredores. VI Con sede en Monterrey,organizan más de 90 carreras al año. Hace más o menos tres años, las carreras comenzaron a llamarla atención del grueso de la sociedad regiomontana, así que de un momento a otro cobraron un auge sin precedentes. Fernando Galindo, director de Trotime, enfatiza el papel de las empresas y grupos en la promoción de las carreras como medio para mejorar la salud, la unión familiar y una vida sana. El auge de las empresas «socialmente responsables» ha contribuido directamente al de las carreras. Además están las otras, las carreras de moda, como Spartan Race, Color Run, carreras de zombies, en color neón, de obstáculos, etcétera. La moda por las carreras de tópicos no cesa, son el hit del socialité regiomontano. Los eventos deportivos de este tipo han aumentado en todos los municipios del área metropolitana de Monterrey, tanto que Ugo Ruíz, alcalde de San Pedro, canceló en 2013 6 de las 23 carreras programadas en el municipio debido a las quejas de los vecinos, según publicó GrupoReforma. A pesar de esto, 45 de las 90 peticiones de carreras fueron autorizadas para el 2014. La ciudad está siendo aquejada o beneficiada por un boom de carreras en las que se está primando el aspecto social y deportivo. Trotime, además de organizar carreras, también patrocina corredores locales, nacionales e internacionales. De hecho, cuando buscan información acerca de carreras se comunican con él por WhatsApp. Dice que el keniano trae un entrenamiento superior que puede motivar al local para que dé lo mejor de sí,pero como en la mayoría de las carreras que corren se llevan toda la bolsa, es natural que poco a poco se esté limitando su participación. VII Desde hace varios años, ver correr a los kenianos en Monterrey es todo un espectáculo. Así se enfrascan en una competencia donde hombres y mujeres de paso poderoso, seguidos por cuatro o cinco aguerridos corredores locales y nacionales, sudan bajo el incipiente sol del horizonte, corriendo hombro a hombro sobre el asfalto, cruzando la meta y rompiendo el listón con su abdomen ante la mirada entusiasta de cientos de personas, familiares, amigos,espectadores. Desde el podio, los kenianos sostienen los premios. Lasque organizan empresas, las carreras de zombies, las de colores, las épicas y demás modas excluyen a hombres y mujeres que por los altos costos y recompensas pobres ven cada vez más difícil dedicarse de lleno al atletismo. A medida que disminuye la posibilidad de ganarse la vida en las carreras de Monterrey, los corredores profesionales van desapareciendo domingo a domingo, carrera a carrera, más aun los kenianos, pues la mayoría sólo conoce de primeros lugares y metas como medio de subsistencia. El éxodo de los kenianos se torna evidente y cada vez más anecdótico en la ciudad de Monterrey.
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